La vendimia tradicional es realizada a mano con un alto costo operacional, donde se incluyen herramientas como tijeras, gamelas, colosos, entre otros, o significan la contratación de empresas que realizan estos trabajos con cuadrillas especializas, lo que ha llevado a desarrollar máquinas que puedan reemplazar la labor humana a un menor costo y mayor rapidez.

Las vendimiadoras mecanizadas se caracterizan por pasar por sobre la hilera, con varios bastones flexibles y vibratorios a ambos lados creando un túnel, los cuales provocan la caída de la fruta sobre un receptáculo incorporado.

Este tipo de cosecha tiene el inconveniente de no seleccionar entre racimos con pudrición o sanos, fruta madura de inmadura, y puede recoger hojas y sarmientos, dependiendo de su calibración puede dañar la fruta e incluso el frutal. Pero por otro lado, sus ventajas es el menor uso de mano de obra, menor supervisión, se puede cosechar de noche, y por sobre todo, el menor costo operacional y rapidez.

Este tipo de cosecha no es para todos, no por su costo, sino por el objetivo de nuestro viñedo, los vinos Premium demandan una cosecha manual para seleccionar los mejores racimos sin provocar daño a la fruta y reflejar estas características al vino, esto es parte de su valor final. Sin embargo, este tipo de producción puede representar menos del  5% del objetivo comercial de la viña, y posterior a esta selección pueden ser cosechadas mecánicamente para la producción de los demás tipos de vinos, especialmente tintos. Otro factor importante a considerar es la formación de la viña, ya que se deben cumplir parámetros de altura y ancho imposibilitándolo para formaciones antiguas, bajas o en parronales.

Como podemos ver, este tipo de cosecha puede ser complementaria o reemplazante de la cosecha tradicional según nuestros objetivos comerciales, y mientras la formación y sistema de conducción del viñedo lo permitan, entregando beneficios y ahorro para nuestra producción.