Según su persistencia de aplicación

1. Residuales: Estos se aplican al suelo, sobre la tierra desnuda y forman una capa tóxica que controla y mata las malas hierbas al germinar. Dos aplicaciones al año de herbicidas residuales pueden ser suficientes para mantener un suelo limpio de malas hierbas que nacen de semilla.
2. No residuales (foliares): Se degradan normalmente en poco tiempo por lo que solo actúan sobre las plantas sobre las que caen cuando se aplican. También puede clasificarse como herbicida de contacto.

Según su movilidad dentro de la planta

1. Sistémicos: Se aplican sobre la planta, se absorbe y al ser traslocado a otras zonas de la planta puede afectar a sectores de ella sobre las que el producto no cayó al tratarla, llegando hasta las raíces y matando a la mala hierba.
2. De contacto: Solo afecta a las zonas de las plantas sobre las cuales cae.

Según su modo de acción sobre las plantas

1. Selectivos: Respetando el cultivo indicado eliminan las hierbas indeseadas, o al menos, un tipo de ellas. Esto quiere decir que atacan a unas determinadas especies, por lo que estos herbicidas se pueden aplicar cuando los cultivos ya están instalados
2. No selectivos (acción total): Atacan todo tipo de vegetación y eliminan una gran gama de familias de plantas. Por ello además de las labores de campo, son ampliamente utilizados para el control de malezas en zonas urbanas o de terrenos sin cultivo. Para aplicarse en terrenos con determinados cultivos se debe tener precaución para no afectarlos.

Según el momento en que debe hacerse la aplicación

1. Presiembra: Se aplican sobre las fincas agrícolas antes de iniciarse la siembra.
2. Postsiembra: Se aplican después de iniciada la siembra y se subdividen en:

• De preemergencia: Se aplican una vez sembrado el cultivo, pero antes de la germinación del cultivo.
• De postemergencia: Se aplican después de la emergencia o germinación del cultivo y malas hierbas.